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Entrevista del periodista Nacho Pérez de los Heros a Jorge Blanco, gestor de la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.
 
Huerta ecológica, carne y huevos, pan y repostería, lácteos, vinos, cervezas y licores, miel, productos de las rías y del mar, productos elaborados… Todo eso se produce dentro del ámbito de la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo y algunos de esos productos podrán exhibir pronto una marca propia que la distinga como producto de proximidad y calidad.  Ya sucede con la producción de vino acogida a la denominación de calidad Viña da Terra de Betanzos –creada en el año 2000-, y la siguiente será la marca para productos agroalimentarios que actualmente está en proceso de registro ante la Oficina Española de Productos y Marcas.
 
Jorge Blanco está al frente de la asocación de desarrollo rural que gestiona la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.
 
Así lo explica Jorge Blanco, gerente de la Reserva, que adelanta que ya han negociado con los productores cuáles van a ser los requisitos para acceder a la marca y ya hay varios que están “en cola de salida para incorporarse a la marca”. La idea, señala, es que el consumidor de A Coruña y del área de influencia de la Reserva “sepa que ese producto es de aquí y que está asociado a desarrollo rural, creación de empleo y mantenimiento de paisaje”. Entre los productos que señala están los lácteos, la mermelada, el vino y la fruta –“uno de los productos con más demanda” y los productos de huerta que, asegura, son recogidos en su momento óptimo y al día siguiente pueden estar en el mercado a disposición del cliente. “Probablemente tengan una huella ecológica menor que productos que vienen de fuera, y si somos capaces que el consumidor asocie esa mejor calidad del producto y se vea también contribuyendo al desarrollo rural y a un determinado comportamiento ambiental estaremos fortaleciendo unos valores importantes”, defiende el gerente. Producción de proximidad y ecológica tienen, en su opinión, “más recorrido”, y es por ello que la tramitación de la marca y la promoción de esos productos forman parte del plan de gestión que desarrolla la entidad gestora de la Reserva de la Biosfera.
 
Precisamente hace unos días, el pasado 28 de mayo, se cumplía el tercer aniversario de la aprobación por la UNESCO, de la consideración de Reserva de la Biosfera para  un territorio que abarca 116.724 hectáreas repartidos en 17 ayuntamientos de la provincia de A Coruña. Abegondo, Aranga, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Coirós, Culleredo, Curtis, Irixoa, Miño, Oleiros, Oza-Cesuras, Paderne, Sada y Sobrado, son los integrantes del espacio de desarrollo de las Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, una de las 6 que están reconocidas en Galicia. Aproximadamente un 6% de la superficie es de espacios protegidos, porcentaje que el gerente prevé aumentar paulatinamente hasta el 8 o 9% con la designación de nuevas áreas como Espacios de Interés Local que es la figura de conservación contemplada por la Administración gallega.
 
Las reservas de biosfera, según las describe la UNESCO, son zonas compuestas por ecosistemas terrestres, marinos y costeros, en las que se fomentan “soluciones para conciliar la conservación de la biodiversidad con su uso sostenible, el desarrollo económico, la investigación y la educación”. Se consideran, además, “sitios de apoyo a la ciencia al servicio de la sostenibilidad” y, por ello, son zonas especialmente designadas por el Programa Hombre y Biosfera (MaB) de la UNESCO “con el objetivo de evaluar enfoques interdisciplinarios para comprender y gestionar los cambios e interacciones de los sistemas sociales y ecológicos, incluidas la prevención de conflictos y la gestión de la biodiversidad”. En España, primer país del mundo por número de reservas de biosfera, son 47 los espacios acogidos a esta figura.
 
La Reserva Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo incluye 17 ayuntamientos de la provincia de A Coruña.
 
El tercer aniversario de la reserva Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo indica que se trata de un proyecto todavía joven pero creciendo: “hemos puesto los cimientos y los raíles para empezar a avanzar”, resume Jorge Blanco. Y es que, añade, se trata de “una de las pocas reservas de España donde más implicada está la población, y donde la gestión no es de una diputación o un ayuntamiento, sino de la población a través de una asociación sin ánimo de lucro”. Esa peculiaridad les ha otorgado una “fortaleza” a la hora de “trabajar en red” con otras entidades –desde asociaciones y grupos ambientalistas, hasta la Xunta o la Diputación de A Coruña- que pueden desarrollar programas colaborativos en ámbitos como la educación y sensibilización, o el fomento del emprendimiento, áreas en las que han trabajo intensamente en este periodo. “Sin esa colaboración no podríamos tener el impacto que hasta ahora hemos tenido”, resume el gestor, que exhibe como ejemplos la formación de 300 personas en producción ecológica y transformación, y en planes de emprendimiento. “Hemos hecho el acompañamiento para que llevaran la idea de empresa a la realidad, apoyando incluso en la financiación”, explica.
 
La financiación es también un factor clave para la consolidación de la Reserva, que hasta ahora ha venido apoyándose en los Fondos Leader de la Unión Europea y el apoyo de la Xunta de Galicia y la Diputación. De cara al futuro, el reto pasa por obtener también financiación privada, algo que ya se plantea la Unesco en el Plan de Acción de Lima aprobado el pasado mes de marzo durante el cuarto congreso mundial de Reservas de la Biosfera. Aquí, reconoce Blanco, es uno de los grandes retos: “en el territorio hay empresas importantes con las que, cumpliendo determinados requisitos y compromisos ambientales, podría establecer una alianza positiva para ambos”, afirma. A la empresa, añade, le permitiría desarrollar programas de responsabilidad social con la mejora de hábitats, o el voluntariado de personal en la reserva, cita como ejemplos que, en su opinión, les ayudarían a proyectar una imagen positiva y a mejorar su cuenta de resultados. La idea, sin embargo, está “todavía bastante verde”, reconoce.
 
Mientras tanto, y con un equipo de entre seis y siete personas trabajando directamente, la Asociación de desarrollo rural Mariñas-Betanzos seguirá avanzando en los proyectos iniciados sin perder de vista modelos de referencia como el de la Reserva de la Biosfera de La Palma. “Tienen 33 años de experiencia, un equipo técnico muy potente, y han hecho cosas estupendas con la marca, con el paisaje, con la caracterización del paisaje en la reserva, con ahorro energético”, concluye Blanco, que reconoce que desde siempre los han tenido como modelo.
 
Fuente:  LaDuda.net